Cuando nos tenemos que ocupar de una persona dependiente, poco a poco vamos abandonando tareas que nos gusta hacer y aún así, en muchas ocasiones, nos sentimos agobiados y agotados porque no nos da tiempo a hacer todo lo que nos gustaría.
Es importante que tratemos de continuar viviendo con nuestra propia vida además de encargarnos de nuestro familiar, pues si no nos cuidamos a nosotros mismos, difícilmente podamos cuidar a otra persona.
Dentro de este vivir nuestra propia vida, es importante dedicar un tiempo a actividades que nos resulten placenteras y para lograrlo, y que además no nos sintamos agobiados, la planificación del tiempo es fundamental.
En general nos cuesta organizarnos porque se nos plantean problemas a la hora de decidir qué es aquello urgente y qué es prioritario, por lo que la primera tarea sería detectar las distintas actividades que realizamos a lo largo del día y clasificarlas según el grado de importancia y urgencia.
Una vez hayamos realizado este listado, es conveniente dedicar unos minutos para organizar nuestra semana. Un buen momento para hacerlo sería la tarde del domingo. Cuando estés haciendo esta organización, no olvides dejar unos minutos al día para ti. Puedes empezar con una breve llamada de teléfono a un/a amigo/a; más adelante, a través del entrenamiento, encontrarás el momento para realizar una actividad más duradera.
Algo muy importante en la labor del cuidador es compartir los cuidados, puesto que en muchas ocasiones nos resulta muy difícil hacerlo. Recuerda que puedes pedir ayuda a tu familia, a algún amigo y que también existen otros recursos, como auxiliares de ayuda a domicilio, voluntarios o puedes aprovechar que un profesional realice una terapia con tu familiar en lo que tú realizas la actividad que te gusta. Este profesional puede ser un fisioterapeuta, un podólogo o un psicogerontólogo que realice estimulación cognitiva y además trate el estado emocional de tu familiar, algo muy necesario en este tipo de personas y frecuentemente olvidado.