Posiblemente en algún momento de nuestra vida hemos tenido un nudo en la garganta, un hormigueo en el estómago u opresión en el pecho. Muchas de estas sensaciones las sentimos ante una emoción.
Las emociones son reacciones que tenemos ante una situación determinada. Como todos sabemos, éstas pueden ser positivas como la alegría o negativas como la tristeza, pero en contra de lo que mucha gente piensa, ambas son igual de importantes y tienen una función adaptativa: el sentir miedo cuando estamos enfermos nos hace ir al médico; preocuparnos porque nuestro hijo no encuentra trabajo hace que le apoyemos y le ayudemos a buscar soluciones.
Y cuando nos hacemos mayores… las emociones siguen siendo algo fundamental. Sin ellas no podríamos vivir. Nuestra vida está formada por capítulos, por grandes momentos, y en todos ellos, existe detrás una emoción: la alegría de haber encontrado al amor de nuestra vida, el amor que sentimos cuando tenemos un hijo o un nieto o la tristeza al perder a un ser querido. Mientras sigamos vivos, seguiremos sintiendo emociones, puesto que cada una de nuestras experiencias va a dejar una marca en la historia de nuestra vida, una marca en forma de emoción.
Pero al hacernos mayores las emociones no se sienten de la misma forma que cuando éramos jóvenes. O nos emocionamos por cosas con las que antes no lo hacíamos. En ocasiones sentiremos emociones contradictorias: podemos sentir alegría ante el nacimiento de nuestro primer nieto a la vez que tristeza por no poder compartir el momento con aquella persona que tanto queremos.
Y también cambiará la forma de expresarlas, mientras que unos expresaremos nuestras emociones más fácilmente que cuando éramos más jóvenes, para otros nos resultará más complicado. Sin embargo, el poder expresar nuestro estado emocional es muy importante, puesto que informará a las personas de nuestro alrededor sobre cómo nos sentimos.
¿Cómo influyen las emociones en nuestra salud?
Las emociones están muy relacionadas con nuestro sistema inmunológico, pues las positivas refuerzan el sistema de defensa ante la enfermedad y las negativas pueden empeorarlo.
Las emociones son reacciones que tenemos ante una situación determinada. Como todos sabemos, éstas pueden ser positivas como la alegría o negativas como la tristeza, pero en contra de lo que mucha gente piensa, ambas son igual de importantes y tienen una función adaptativa: el sentir miedo cuando estamos enfermos nos hace ir al médico; preocuparnos porque nuestro hijo no encuentra trabajo hace que le apoyemos y le ayudemos a buscar soluciones.
Y cuando nos hacemos mayores… las emociones siguen siendo algo fundamental. Sin ellas no podríamos vivir. Nuestra vida está formada por capítulos, por grandes momentos, y en todos ellos, existe detrás una emoción: la alegría de haber encontrado al amor de nuestra vida, el amor que sentimos cuando tenemos un hijo o un nieto o la tristeza al perder a un ser querido. Mientras sigamos vivos, seguiremos sintiendo emociones, puesto que cada una de nuestras experiencias va a dejar una marca en la historia de nuestra vida, una marca en forma de emoción.
Pero al hacernos mayores las emociones no se sienten de la misma forma que cuando éramos jóvenes. O nos emocionamos por cosas con las que antes no lo hacíamos. En ocasiones sentiremos emociones contradictorias: podemos sentir alegría ante el nacimiento de nuestro primer nieto a la vez que tristeza por no poder compartir el momento con aquella persona que tanto queremos.
Y también cambiará la forma de expresarlas, mientras que unos expresaremos nuestras emociones más fácilmente que cuando éramos más jóvenes, para otros nos resultará más complicado. Sin embargo, el poder expresar nuestro estado emocional es muy importante, puesto que informará a las personas de nuestro alrededor sobre cómo nos sentimos.
¿Cómo influyen las emociones en nuestra salud?
Las emociones están muy relacionadas con nuestro sistema inmunológico, pues las positivas refuerzan el sistema de defensa ante la enfermedad y las negativas pueden empeorarlo.
Y si todas las emociones son necesarias… ¿Cuándo se convierten en un problema?
Como indiqué anteriormente, tanto las emociones positivas como las negativas son muy importantes en nuestra vida. Sin embargo, si sentimos que las emociones negativas son muy intensas o se prolongan demasiado en el tiempo, es cuando pueden perjudicar a nuestra salud.
En este caso, el primer paso ante un problema físico sería contactar con nuestro médico. Una vez comprobamos que todo está correctamente, un psicólogo nos ayudará cuando detectemos que las emociones están afectando a nuestro cuerpo, enseñándonos a afrontar los problemas y cómo estos afectan a nuestro cuerpo. También nos enseñará a identificar y regular nuestras emociones, a “poner nombre” a aquello que sentimos y, lo más importante, a modificar nuestras conductas de forma que éstas sean más adaptativas o a aceptar nuestras emociones cuando no sea posible dicho cambio.
Como indiqué anteriormente, tanto las emociones positivas como las negativas son muy importantes en nuestra vida. Sin embargo, si sentimos que las emociones negativas son muy intensas o se prolongan demasiado en el tiempo, es cuando pueden perjudicar a nuestra salud.
En este caso, el primer paso ante un problema físico sería contactar con nuestro médico. Una vez comprobamos que todo está correctamente, un psicólogo nos ayudará cuando detectemos que las emociones están afectando a nuestro cuerpo, enseñándonos a afrontar los problemas y cómo estos afectan a nuestro cuerpo. También nos enseñará a identificar y regular nuestras emociones, a “poner nombre” a aquello que sentimos y, lo más importante, a modificar nuestras conductas de forma que éstas sean más adaptativas o a aceptar nuestras emociones cuando no sea posible dicho cambio.